En febrero de 2017, Myriam Jiménez, empresaria y soñadora llega a La Cumbre con el deseo de volver a sus raíces y reconectarse con la vida del campo. Se encuentra con un lugar maravilloso e inicia el proceso de materializar uno de sus máximos deseos, ofrecer un espacio ideal para que cualquier persona pueda descubrir, experimentar y adoptar nuevos hábitos que le permitan mejorar su calidad de vida.
Así, con su experiencia, el apoyo de sus hijos y retomando antiguas ideas, en junio de 2017 se inicia el proceso de construcción de lo que sería Comensal Temperadero. Infraestructura, pensamientos maduros y amor por la vida han permitido de un paso a la vez, que hoy se pueda cumplir su sueño.